La planificación sucesoria forma parte de la cultura de muchos países del mundo. En Europa, la tradición de transmitir el patrimonio de generación en generación existe desde hace cientos de años, y es posible que algunas familias solo puedan rastrear el sinuoso camino que han seguido sus fortunas familiares con la ayuda de un árbol genealógico que se remonte siglos atrás.

Sin embargo, en los últimos tiempos ha aumentado la complejidad en la gestión patrimonial de las familias multigeneracionales debido a una nueva dimensión: el aspecto internacional. Nuestro Barómetro Familiar Julius Baer 2022 muestra que aproximadamente cuatro de cada diez particulares con grandes patrimonios tienen familiares en tres o más continentes. Hoy en día es habitual que las familias acaudaladas tengan familiares, bienes y negocios repartidos por todo el mundo.

Por ejemplo, sería perfectamente concebible que un industrial belga se case con una empresaria sueca, se instalen juntos en un elegante distrito de París y tengan empresas en Alemania. Tal vez sus hijos estudien en una universidad británica y todos disfruten juntos de las vacaciones de verano en su casa de España, mientras los padres sueñan con una jubilación dedicada a producir su propio vino familiar en un viñedo de la Toscana.

Las oportunidades que se nos ofrecen en este mundo más interconectado son tentadoras. La libre circulación de talento, ideas, bienes y servicios nos ha beneficiado como individuos, como familias y como economías. Pocas cosas son tan seductoras como la idea de trasladarse a un lugar con oportunidades que se ajusten mejor a nuestras ambiciones privadas o empresariales, o que quizá simplemente ofrezca mejor clima y paisajes más inspiradores.

1. Empiece por desentrañar el mosaico jurídico

Sin embargo, a la hora de legar el patrimonio a nuestros hijos y nietos, este carácter cada vez más globalizado del patrimonio conlleva muchas implicaciones. Si bien organismos como la Organización Mundial del Comercio y el Fondo Monetario Internacional pueden influir en la gestión y el control del comercio internacional y los flujos de capitales, los problemas que enfrentan las familias repartidas por todo el planeta se han colado a menudo entre las rendijas de las políticas y normativas.

En este contexto, la interacción entre las leyes sobre sucesión de los distintos países —o «jurisdicciones», para usar el término jurídico— requiere una evaluación adecuada para minimizar el riesgo de conflictos entre las legislaciones o de que las estrategias de planificación patrimonial sean ineficaces. En pocas palabras, el objetivo principal debería ser garantizar que el patrimonio familiar se traspase de acuerdo con los deseos de quienes lo generaron. Cualquier aspecto de los regímenes legales y regulatorios, en cualquiera de las jurisdicciones involucradas, que pueda dar lugar a un resultado diferente debe ser identificado, anticipado conscientemente y revisado con regularidad, especialmente en caso de que se produzcan diversos acontecimientos de la vida.

Las distintas jurisdicciones tienen principios jurídicos diferentes en lo que respecta a la libertad testamentaria, por ejemplo. Mientras que en Inglaterra las personas tienen derecho a dejar su patrimonio a quien deseen, con sujeción a determinadas disposiciones relativas a la familia y las personas dependientes, el Derecho civil de muchos otros países establece normas sobre «sucesión forzosa». Estas normas limitan la capacidad de los testadores para decidir cómo deben distribuirse sus bienes tras el fallecimiento y asignan partes específicas del patrimonio a familiares en función de distintos grados de «cercanía» con el causante.

En la Unión Europea se introdujo en 2012 un reglamento sobre sucesiones para minimizar los conflictos derivados de la interacción de los diferentes sistemas de Derecho sucesorio en la UE. En determinadas situaciones, y en manos de un experto competente, la introducción de disposiciones reglamentarias como esta puede incluso representar una oportunidad adicional. Por ejemplo, se podría elegir mediante testamento la legislación sucesoria correspondiente a la nacionalidad del testador, en lugar de la de la última residencia habitual. La importancia de cambiar la legislación aplicable en materia de sucesiones radica en que el testador puede efectuar una planificación proactiva con asesoría profesional para lograr que su sucesión se ajuste a sus deseos.

2. Enfrente los retos entre jurisdicciones

Por supuesto, la complejidad de planificar la sucesión considerando diversas jurisdicciones no es exclusiva de las familias europeas. En todo el mundo se aprecian necesidades y tendencias diferentes. Dado el rápido crecimiento del patrimonio en Asia en las últimas décadas, vemos que muchas familias con grandes patrimonios crean Family Offices particulares para gestionar su patrimonio de forma profesional. En el Medio Oriente se suele prestar especial atención a temas como la estructuración de activos y la planificación de la liquidez, mientras que la seguridad y la protección son tradicionalmente una prioridad absoluta para las familias de América Latina.

Considerando los diferentes marcos jurídicos y tributarios, algunas soluciones de planificación sucesoria están mejor establecidas u ofrecen ventajas más claras en una parte del mundo que en otra. Por ejemplo, en numerosos países de derecho consuetudinario, existe una larga tradición de usar fideicomisos para facilitar la estructuración del patrimonio a través de generaciones, aunque ahora estos también están cobrando relevancia en otras jurisdicciones.

Un reto común en todas las regiones es cuando una gran parte del patrimonio consiste en activos ilíquidos, como inmuebles o empresas privadas. Con frecuencia, los empresarios desean que un miembro de la familia se haga cargo de la empresa. Sin embargo, la mayor parte de su patrimonio está ligado a la empresa y no existen activos líquidos suficientes para beneficiar por igual a otros miembros de la familia. Para cumplir las normas sobre sucesión forzosa o simplemente satisfacer los deseos del empresario, estas situaciones requieren estrategias y soluciones de planificación de la liquidez que garanticen que la persona designada herede la empresa y los demás miembros de la familia reciban su parte del patrimonio.

3. Enfrente los retos intergeneracionales

Además, es probable que las distintas generaciones tengan formas diferentes de interactuar, de mantener las tradiciones o de hacer negocios, no solo como resultado de su edad, sino también de la cultura o la sociedad en la que crecieron.

Cada país pone un énfasis diferente en temas como la sostenibilidad, por ejemplo. Una nieta perteneciente a la generación del milenio nacida en una sociedad como la danesa, con su fuerte enfoque ecológico, podría tener opiniones muy diferentes sobre la gestión de la empresa familiar siguiendo líneas sostenibles en comparación con los abuelos que levantaron su empresa manufacturera en una economía en desarrollo en la que las cuestiones medioambientales ocupaban un lugar secundario frente al desarrollo industrial.

En lugares como Europa central, la gobernanza familiar se ha consolidado como disciplina. Sin embargo, lo que funciona para una familia de Fráncfort o Zúrich no necesariamente funcionará para una familia de Singapur. El fracaso a la hora de encontrar valores compartidos y propósitos comunes podría conducir a una ralentización en la toma de decisiones y, a la larga, provocar una ruptura en las relaciones familiares.

4. Adopte una visión de conjunto para salvar la brecha

El papel de los planificadores patrimoniales es ayudar a los clientes a desarrollar un plan específico que tenga en cuenta cómo funciona cada familia y cada sociedad. Somos conscientes de la necesidad de adaptar nuestros enfoques de planificación patrimonial y sucesoria a las necesidades de cada familia. Una familia adinerada con una larga tradición en Asia y una familia que empieza a acumular fortuna en América Latina pueden tener necesidades muy diferentes, por lo que cada aspecto de la gobernanza debe adaptarse a la situación particular.

Yo empiezo por animar a los clientes a que hagan un recuento de su situación actual, elaborando un balance patrimonial global y comprendiendo claramente las consecuencias en caso de que suceda algo inesperado. A continuación, con la ayuda de expertos competentes pueden iniciar una evaluación de las distintas opciones y preparar el plan apropiado. Posteriormente, animo periódicamente a los clientes a que revisen el plan cuando algún miembro de la familia se traslada a otro lugar o cuando se producen otros cambios en la situación familiar, empresarial o patrimonial, con el fin de garantizar la consecución de sus objetivos. Es importante destacar que las estrategias de planificación no solo son útiles para garantizar una sucesión sin dificultades, sino también para asegurar la satisfacción de las necesidades de la familia y, potencialmente, la continuidad, en caso de que la persona que generó el patrimonio quede incapacitada.

¿Cuál podría ser mi primer paso en la sucesión?

La complejidad que entraña la gestión de la sucesión en las familias globales puede parecer abrumadora, pero un consejo útil al principio es dar pasos pequeños. Hacer algo tan sencillo como crear una carpeta de emergencia para recopilar la información y los documentos de mayor importancia en un solo lugar puede ser increíblemente útil para su familia en situaciones difíciles, independientemente del lugar del mundo en el que se encuentren.

Está claro que una carpeta de este tipo no es un plan de sucesión, pero el proceso estimula naturalmente futuros debates sobre planificación y sucesión.

Es probable que la dispersión de los miembros de la familia por todo el mundo traiga consigo tanto oportunidades como complejidades nuevas. En última instancia, a la hora de planificar su estrategia sucesoria, el enfoque óptimo es abrirse camino a través de las dificultades y considerar las ventajas y desventajas que representan las distintas jurisdicciones para preservar su patrimonio y el de sus seres queridos durante muchos años.

Contáctenos