La creación de riqueza es un fenómeno creciente entre las mujeres. De manera global, la riqueza de las mujeres ha experimentado un crecimiento inédito a lo largo de la última década. Este colectivo está actualmente creando riqueza a un ritmo más rápido que en ningún otro momento de la historia. Según la consultora Boston Consulting Group (BCG), las mujeres poseen actualmente un promedio del 40% de la riqueza mundial, y esta proporción podría incrementarse en una tasa de crecimiento compuesta anual del 7,2% en 2023, superando la tasa de crecimiento anual compuesta del 5,2% prevista para los hombres.

¿Por qué debería esto ser importante para las mujeres y sus bienes?
A medida que aumenta la riqueza de las mujeres, crece su influencia. Ellas están empezando a redefinir áreas tradicionalmente ocupadas y dominadas por los hombres.

No obstante, queremos destacar cuatro aspectos relacionados con el impulso de la gestión patrimonial de las mujeres y el fomento de la educación financiera femenina:

1. Las mujeres son inversionistas expertas pero les falta confianza financiera: algunos estudios indican que a pesar de su tendencia a subestimar sus conocimientos financieros, las mujeres obtienen mejores resultados que los hombres en este campo.

Varios estudios sugieren que las mujeres tienden a superar los resultados de los hombres en su actividad inversionista. La Universidad de Warwick, en Inglaterra, por ejemplo, realizó un seguimiento de los resultados obtenidos por inversionistas a lo largo de tres años. Las conclusiones presentadas en el artículo de investigación titulado ¿Son las mujeres mejores inversionistas que los hombres? y publicado en 2018, indicaban que las mujeres superaban a los hombres en un 1,8% en términos de resultados de inversión. Los hombres tendían a optar por valores más especulativos mientras que las inversionistas femeninas aplicaban planteamientos de más largo plazo. Los investigadores indican que, desde el punto de vista del comportamiento, las mujeres tienden a confiar menos en sus inversiones que los hombres y por lo tanto es mayor la probabilidad de que tengan aversión al riesgo (un 47% frente al 39% de los hombres, según una investigación sectorial de 2015 realizada por SigFig, el Wall Street Journal y Vanguard) y que son más abiertas a recibir asesoramiento (un 64% frente al 56% de los hombres).

2. Las mujeres tienen una menor capacidad de obtener ingresos que los hombres: la brecha de género en materia salarial genera a su vez brechas en la riqueza y las pensiones.

Las mujeres ganan menos que los hombres, ya que ingresan 81centavos por cada dólar ingresado por los hombres sobre una base no controlada (estos datos se obtienen midiendo el salario promedio de todos los hombres y todas las mujeres), según nuestro Women and wealth report publicado en marzo de 2021. Incluso si consideramos una base controlada (midiendo el salario promedio de mujeres y de hombres para un mismo puesto y cualificación), las mujeres siguen ganando menos: 98 centavos por cada dólar ingresado por los hombres. En Asia, Corea y Japón están entre los mercados más sesgados ya que en esos países las mujeres ganan un 33% y un 24% menos que los hombres, respectivamente. Esto se explica en parte porque las mujeres pierden ingresos cuando abandonan el mercado laboral al dedicar más tiempo al cuidado de los hijos que los hombres. Este parece ser el caso incluso en los países escandinavos, donde las políticas sociales son más generosas y la cultura más igualitaria. Con el tiempo, esta disparidad ha dado lugar a unas enormes brechas en la riqueza y las pensiones que son muy difíciles de colmar.

3. Las mujeres tienen una mayor esperanza de vida: viven más tiempo y deben por lo tanto prever períodos de jubilación más extensos.

Las mujeres viven más tiempo que los hombres. Según la organización internacional Population Reference Bureau, las mujeres superan en longevidad a los hombres en prácticamente todas las sociedades. En los países más desarrollados, la esperanza de vida promedia al nacer es de 79 años para las mujeres y de 72 años en el caso de los hombres. En países menos desarrollados, en los que la mortalidad materna reduce la diferencia en términos de longevidad, las mujeres pueden esperar vivir un promedio de 66 años, 63 en el caso de los hombres. A pesar de ello, posiblemente las mujeres no estén preparadas para un período de jubilación más largo ya que tan solo un 53% habría empezado a ahorrar para su jubilación, frente a un 65% de los hombres.

4. Las mujeres tienden a tomar menos decisiones financieras de peso en el ámbito del hogar; con ello, las mujeres podrían estar menos preparadas para la jubilación o sentirse presionadas en lo que respecta a sus finanzas personales.

No es ninguna sorpresa, por lo tanto, que S&P Global averiguara que el 80% de las mujeres de Corea y de Japón están preocupadas por sus finanzas personales, con un 85% y un 87% de mujeres japonesas y coreanas respectivamente afirmando que su situación financiera es «regular» o deficiente. Según el citado estudio, las mujeres también tienen une menor probabilidad de asumir la responsabilidad de las decisiones financieras en el hogar. En el caso de Singapur, algunos estudios indican que el único ámbito en el que las mujeres ejercen un control financiero exclusivo es el de la intendencia familiar y de las compras diarias (un 52% de mujeres son las únicas responsables de estos gastos frente al 32% de hombres).

Por lo tanto, abogamos por una participación más activa de las mujeres en la gestión de su patrimonio, dadas las mayores expectativas de vida, el menor poder adquisitivo en relación con los hombres, la tendencia a tomar menos decisiones financieras importantes en el hogar y la capacidad de invertir. Continuamos abogando por invertir temprano y con frecuencia, durante períodos más largos para aprovechar la magia de la capitalización.

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