Desde hace mucho tiempo, los lazos sociales forjados a través de la práctica colectiva de ejercicio físico son beneficiosos para la salud y el bienestar, pero ahora que la obsesión mundial por el fitness ha dejado de ser una moda pasajera, la experiencia del entrenamiento en grupo también representa un gran negocio.
«Entrenamiento en equipo, cambio de vida». «Trabaja duro, diviértete, encuentra tu fortaleza, da lo mejor de ti». «Un planeta más sano y más feliz». Todos estos eslóganes, discutiblemente motivadores, pertenecen a empresas de fitness reales que, además de apoyar los beneficios de la práctica de ejercicio, son parte de la creciente tendencia mundial en favor de la salud y el bienestar. La otra parte fundamental, por supuesto, somos nosotros.
¿Cómo ha sido el crecimiento de la industria del fitness?
El número de aficionados al ejercicio en todo el mundo va aumentando a un ritmo rápido. El número de inscripciones a gimnasios a nivel mundial creció un 28 % en la década que finalizó en 2020, y eso sin tener en cuenta los centros independientes, los equipos, los grupos o las personas que se ejercitan en solitario, que conforman una generación más consciente de su salud que nunca.
Vale la pena preguntarse por qué hacemos ejercicio. Entre las respuestas más comunes figuran el deseo de sentirse más sano, tener mejor aspecto o vivir más tiempo. Pero entre las razones más frecuentes figuran las relacionadas con la salud mental y el bienestar, que ponen de manifiesto los beneficios psicológicos del ejercicio, sobre todo cuando se hace en compañía. Este fenómeno, conocido desde hace tiempo por antropólogos y psicólogos, demuestra la estrecha relación existente entre todo tipo de movimiento ritual, ya sea deportivo o de danza, y su beneficio para la cohesión social y el espíritu comunitario.
Investigaciones recientes han demostrado que el movimiento ritual o, más comúnmente, la danza, ha sido una parte esencial en el fomento de la cohesión social a lo largo de la historia. Pero, ¿por qué? «Lo que creemos que ocurre aquí», explica la Dra. Bronwyn Tarr, científica del comportamiento de la Universidad de Oxford, «es que las mismas redes químicas que utilizan los primates para establecer sus vínculos se activan también en nosotros». Son aquellas redes en las que intervienen los circuitos del placer y el dolor y que nos permiten disfrutar de una sensación de euforia positiva y natural en presencia de los demás que refuerza el sentimiento de pertenencia.
Esas mismas redes también aumentan la tolerancia al dolor. Estos aspectos también podrían explicar por qué actualmente muchos instructores de fitness nos exigen ser mejores, más rápidos, más fuertes, todo ello acompañado de música y de la descarga de endorfinas que nos produce estar en una sala llena de otras personas.
¿Unicornios tecnológicos del fitness?
La adopción del fitness como estilo de vida en las últimas décadas ha despertado niveles casi espirituales de devoción por el rendimiento físico, rutinas cada vez más intensas y marcas del sector con valuaciones más propias de unicornios tecnológicos.
Los bootcamps, las clases de spinning, los entrenamientos en grupo híbridos y un sinfín de gimnasios y centros de entrenamiento han conseguido atraer a comunidades de devotos y a grandes empresas. No es casualidad que muchos de los grandes triunfadores de este auge repentino se fundaran en Estados Unidos: este país es, con diferencia, el mayor mercado mundial de la salud y el bienestar. McKinsey calcula que el sector en su conjunto tiene un valor global de 1,5 billones de dólares, con un crecimiento anual de entre el 5 % y el 10 %.
Un verdadero esfuerzo conjunto
En los últimos años se ha recalcado el valor de la condición física para nuestro bienestar y nuestra longevidad, y el ejercicio ya no proporciona únicamente beneficios físicos. Para muchos partidarios a las rutinas de gimnasio, los entrenamientos representan conceptos que van desde «fortaleza» y «comunidad» hasta «terapia» y «evasión».
A medida que muchos empezaron a sumarse a nuestra tribu del fitness, las empresas no tardaron en sacar provecho de nuestra ansia de endorfinas. Mientras que un gimnasio tradicional no era más que una sala con aparatos para hacer ejercicio físico, los centros de fitness actuales ofrecen un impresionante abanico de opciones para los amantes del ejercicio, desde pilates aéreo y jiu jitsu brasileño hasta yoga en tabla de padelsurf y cardio barre. También se han ido adaptando a los recientes cambios en los hábitos de consumo, con un enorme aumento de las clases en línea y el entrenamiento bajo demanda. La pandemia fue la causa inicial, pero una vez que se levantaron las restricciones, esto se adoptó como parte de un enfoque híbrido de cursos presenciales y en línea.
El hecho de que las finanzas de estas empresas se hayan vuelto considerablemente menos impresionantes no impide que hay poco que sacie nuestro apetito por el fitness y sus efectos sobre el cuerpo y la mente. Según NielsenIQ, el principal motor de esta tendencia es la búsqueda de una vida más larga y saludable, ya que todos somos conscientes de la necesidad de estar «en forma». Pero entre las razones también se encuentran el puro deseo de parecer y sentirse más saludables, la influencia de las redes sociales o el impacto del aumento de los gastos de atención médica.
Beneficios para la mente y el cuerpo
A medida que el fitness se vaya integrando en la idea más amplia de «bienestar», los consumidores seguirán gastando en productos y servicios que hagan hincapié en la salud física y mental, según un estudio de McKinsey sobre el futuro del bienestar.
El viaje del fitness está impulsado por el poder primario del movimiento social y la cohesión que surge del esfuerzo compartido. Además, en un mundo en el que los niveles de soledad van en aumento, no se puede subestimar el valor de cultivar un sentimiento grupal de conexión.
En 1912, el sociólogo francés Emile Durkheim utilizó el término «efervescencia colectiva» para explicar la catarsis y la exaltación que se obtienen en el culto congregacional, pero, como demuestran las investigaciones modernas, la teoría también se aplica a la descarga colectiva de endorfinas que se experimenta al final de un entrenamiento intenso o de un encuentro deportivo agotador. Este sentimiento, bastante ausente de nuestras vidas durante los periodos de aislamiento por la pandemia, sirve para unir a la gente cuando comparten el dolor y la fatiga, antes de deleitárse en el logro y el alivio colectivos.
Al parecer, hacemos ejercicio porque aumenta el sentimiento de pertenencia que nos aporta movernos juntos, así como por los beneficios físicos y mentales de nuestros esfuerzos. Y aunque usted se haya sumado a las tendencias de salud y bienestar o no, el movimiento social desempeñará durante mucho tiempo un papel integral en la experiencia humana, ya sea como miembro de una congregación, de un equipo deportivo o de un «flash mob».
¿Por qué es esta una importante megatendencia para los inversionistas?
Como parte de la megatendencia «Cambios en el estilo de vida» de Julius Baer, la salud digital es sin duda uno de los sectores de crecimiento más prometedores del sector de la salud. El Dr. Damien Ng, analista de Next Generation Research, explica que el envejecimiento de la población mundial supone una carga cada vez mayor para los sistemas de salud, por lo que un mayor enfoque en las tecnologías puede aportar soluciones viables a largo plazo para afrontar algunos de los retos más grandes de la sociedad en materia de salud y potenciar el bienestar.
En un mundo cada vez más centrado en el bienestar personal y la vida saludable, crece la demanda de dispositivos que se puedan llevar puestos y realicen un seguimiento de la forma física y el rendimiento y analicen datos médicos complejos con mayor eficacia y rapidez que los humanos. La popularidad de las tecnologías ponibles responde a su capacidad de servir de consultorios personalizados para los consumidores que ponen especial foco en su salud, mediante el seguimiento de sus comportamientos relacionados con este tema.
Este artículo se publicó originalmente como parte de nuestra galardonada revista Vision, que puede descargarse más abajo.