Los inversionistas de hoy en día son más jóvenes y diversos que nunca. Ya no hay que tener canas y vestir un traje elegante para hablar de acciones y bonos, aunque se trate de una indumentaria que sigue siendo lo suficientemente buena para Warren Buffett, uno de los inversionistas más exitosos del mundo.
Sin embargo, algo que comparten todos los inversionistas de éxito es que saben qué tipo de inversionistas son. Este es un paso esencial para tomar el control de sus finanzas y alcanzar sus objetivos. Su identidad como inversionista probablemente sea una compleja mezcla de preferencias personales, valores y circunstancias. Con frecuencia evolucionan a medida que envejecemos y asumimos diferentes roles y responsabilidades.
Examinemos seis factores clave que influirán en su forma de invertir.
¿Hasta qué punto desea involucrarse?
La inversión puede convertirse rápidamente en un trabajo a tiempo completo. Si su intención es convertirse en el próximo Warren Buffett, es probable que ya dedique su tiempo a leer informes de empresas, hacer proyecciones de flujo de caja y seguir la evolución de diversos sectores. Por otra parte, tal vez su vida sea ya muy ajetreada y prefiera dejar en manos de expertos financieros el trabajo de investigación que tanto tiempo consume.
Sin embargo, existe un término medio. Puede involucrarse en sus inversiones sin necesidad de dedicar todas las horas del día a la investigación. Puede estar seguro de que incluso Buffett delega algunas de sus decisiones de inversión porque es consciente de que confiar en otros le deja tiempo para concentrarse en sus prioridades.
Piense en sus aficiones. Tal vez le entusiasmen los automóviles. Puede que le encante pulir y encerar ese auto que es su orgullo y alegría un sábado por la mañana, pero si el motor empieza a echar humo, ¿lo arreglaría usted mismo o lo llevaría a reparar a un taller?
En el mundo de la inversión pasa algo similar. Algunos inversionistas dividen sus carteras en segmentos a los que aplican un enfoque «intervencionista» o de «no intervención». La parte «intervencionista» les permite explorar sus ideas de inversión (incluyendo las operaciones a corto plazo), mientras que la parte de «no intervención» tiene un enfoque a más largo plazo y su gestión es delegada a profesionales.
Conozca sus límites de riesgo
Su enfoque de riesgo de la inversión depende de sus circunstancias y de su personalidad. Una cosa es segura: los rendimientos de su inversión reflejarán el nivel de riesgo que asuma. Si asume muy poco riesgo, podría sentirse decepcionado con el rendimiento obtenido; si asume demasiado, podría perder más de lo que está dispuesto a tolerar.
Si se considera más bien conservador, entonces la deuda pública y las acciones defensivas (aquellas que resisten bien una crisis) probablemente le resultarán más adecuadas. Aunque con estas inversiones también es posible perder dinero, es probable que los inversionistas precavidos se sientan más cómodos con ellas. Los más aventureros podrían estar dispuestos a perder una pequeña porción de su dinero en aras de obtener mayores rendimientos. Es probable que estos inversionistas prefieran acciones y bonos de mayor riesgo.
Muchos inversionistas prefieren un enfoque equilibrado y combinan una mezcla de activos de mayor y menor riesgo para reducir los altibajos. Esto se conoce como diversificación y, en su forma más simple, significa no apostar todo a una sola carta. Por ejemplo, puede diversificar su cartera de renta variable distribuyendo su exposición global entre diferentes sectores industriales, regiones y estilos de inversión. De este modo, si una región (o sector o estilo de inversión) sufre un percance, el rendimiento de su cartera se verá afectado en mucha menor medida.
Establezca su horizonte temporal y sus objetivos
Su horizonte temporal influye considerablemente en el tipo de inversionista que es y está estrechamente relacionado con su tolerancia al riesgo. Consideremos dos inversionistas, cada uno con un millón de euros para invertir, aunque en etapas muy diferentes de la vida: uno es una persona de 85 años, sin nadie que dependa de ella, y el otro es una persona de 28 años con una joven familia. Ambos inversionistas pueden tener apetito por el riesgo, pero sus horizontes temporales difieren. La persona de 85 años puede elegir un nivel de riesgo más alto porque su esperanza de vida es relativamente corta y no tiene hijos. Una persona más joven puede asumir más riesgo porque tiene mucho más tiempo para compensar las posibles pérdidas.
Aunque conocer su horizonte temporal es importante, puede ser más útil considerar sus objetivos financieros y personales en general. Cuando reflexionan sobre el pasado, muchos inversionistas experimentados descubren que la definición de sus objetivos fue una etapa importante de su desarrollo.
Sus objetivos deben combinar su actitud ante el riesgo y su horizonte temporal, teniendo en cuenta sus circunstancias, incluyendo su edad y su situación familiar. Es posible que una persona de 35 años con décadas de vida profesional por delante quiera hacer crecer su capital todo lo posible y esté dispuesta a soportar una mayor agitación a cambio de ese crecimiento. En cambio, es probable que una persona de 60 años a punto de jubilarse valore la estabilidad.
¿Le gusta seguir las últimas noticias de los mercados?
Conocer sus límites es una de las consideraciones más importantes para determinar qué tipo de inversionista es. ¿Comprende los informes financieros y escucha los últimos podcasts sobre economía? ¿O es de los que oculta sus extractos bancarios en un cajón y cambia de canal cuando comienzan las noticias económicas? Puede que hablar con alguien a quien le apasionen las finanzas le ayude a comprender mejor sus competencias, algo crucial para cualquier inversionista.
Parte del secreto radica en saber bloquear el ruido. Los inversionistas nunca habían tenido acceso a tanta información como ahora, con noticias las 24 horas del día, e incluso los más experimentados pueden llegar a tener dificultades para enfocarse en el largo plazo.
Conozca sus valores e intereses
Por último, su enfoque de inversión estará determinado por sus preferencias personales. Es posible que algunos inversionistas estén interesados en empresas tecnológicas o biotecnológicas, mientras que otros quizá deseen obtener exposición a países específicos. Y la inversión orientada a objetivos específicos es más popular que nunca.
Algunos preferimos que una parte de nuestros ahorros se invierta en empresas sostenibles. Otros tal vez deseen evitar sectores específicos o empresas con prácticas controvertidas. Mientras que otros no estarán muy seguros sobre dónde debe invertirse su dinero.
A menudo no hay respuestas correctas ni incorrectas. Sin embargo, dedicar tiempo a reflexionar sobre su situación personal es un primer paso importante para convertirse en un inversionista de éxito. Esto también significa reflexionar con claridad y honestidad sobre quién es usted: ¿cómo gestionará los inevitables altibajos y cómo reaccionará ante las noticias, tanto las buenas como las malas? Estableciendo sus objetivos y fijando sus preferencias, se estará dando a sí mismo la mejor oportunidad de un viaje tranquilo. Cuando se trata de invertir, cuanto más aprendamos sobre nosotros mismos, más probabilidades tendremos de tener éxito.