No hace mucho tiempo, la mayoría de la gente aún se imaginaba a un inversionista como un personaje salido de la película «El lobo de Wall Street» o alguien con un enorme teléfono móvil, un ejemplar del Financial Times y tres monitores de los años 80 sobre su escritorio. Sin embargo, los tiempos han cambiado. Cientos de «millennials» se descargan aplicaciones de inversión, eligen valores, transfieren sus ahorros y luego esperan a que sus inversiones les reporten sustanciosos beneficios. Ojalá fuera tan sencillo.

La realidad es un tanto distinta. Hay muchas trampas en las que pueden caer los incautos, e incluso los inversionistas experimentados con un buen historial pueden enfrentar complicaciones. A continuación le presentamos nuestra selección de los cinco principales errores que cometen los inversionistas, y le explicamos cómo puede evitarlos:

1. Distraerse con los titulares
Las malas noticias venden periódicos y atraen clics en internet, y ponen nerviosos a algunos inversionistas porque piensan que los mercados podrían sobresaltarse. Con el auge de internet y las noticias instantáneas, siempre hay algo de que preocuparse. Pensemos en los últimos cinco años: el Brexit, el coronavirus, el conflicto en Ucrania y la crisis del costo de la vida, por nombrar solo algunos ejemplos. Para muchos, esto significa «activar el botón de pánico». Pero los mercados son más resilientes de lo que creemos, y la mayoría de las veces, las preocupaciones de la gente ya están valoradas.

Cuando los mercados son tomados realmente por sorpresa, la clave es no tomar decisiones precipitadas. ¿El suceso ha afectado realmente el valor de su inversión o su potencial a largo plazo? ¿Dispone de otras inversiones que cubran la caída de valores en una clase de activos? Por lo general, los mercados se recuperan con mayor rapidez de lo que la gente espera, por lo que casi siempre merece la pena esperar pacientemente.

2. Tratar de tomar el pulso al mercado
Establecer objetivos para sus inversiones con plazos realistas le permite tener algo a lo cual aspirar, ya sea ahorrar para la cuota inicial de una casa o para la educación superior, derrochar en unas vacaciones de lujo o reservar fondos para su jubilación. Una vez trazado su plan de juego, muchos inversionistas esperan el momento oportuno para entrar en el mercado. Pero, ¿y si no hay un momento oportuno?

Resulta muy tentador dejarse llevar por la negatividad que acompaña a las malas noticias ya mencionadas, porque la gente suele creer que la caída de los mercados continuará. Entonces, cuando estos hayan tocado fondo, usted hace su jugada y se lanza. Pero, ¿qué ocurre si aún siguen cayendo? La realidad es que participar en el mercado es más importante que tomarle el pulso al mercado.

Desde su apertura a principios de la década de 1980, el FTSE100 ha crecido casi un 700 %, mientras que el S&P500 ha subido alrededor de un 500 % desde su punto más bajo durante la crisis financiera mundial de hace quince años. Naturalmente, desde entonces ha habido altibajos, pero la tendencia general es al alza, algo que solo se aprecia con inversiones a largo plazo. En lugar de intentar comprar barato y vender caro, comprar caro y vender más caro puede ser una estrategia mucho más eficaz.

3. Retener a los perdedores
Una de las mayores preocupaciones a las que se enfrentan los inversionistas es qué hacer con las acciones que pierden valor. Mucha gente piensa que tiene sentido vender rápidamente y atajar sus pérdidas, mientras otros se aferrarán a una acción para ver si se recupera. Si el precio de las acciones de la empresa está cayendo porque los competidores ofrecen productos superiores y el crecimiento se ha tambaleado, o si la dirección de la empresa está asumiendo riesgos innecesarios, probablemente sea un buen momento para vender. Como dice el legendario inversionista Warren Buffett: «Si te encuentras en un agujero, deja de cavar». Por eso, aferrarse a un perdedor con la esperanza de que se recupere es uno de los mayores errores que se pueden cometer. Si retira su dinero, reevalúa su cartera y luego reinvierte en un ganador estructural, se alegrará de haber cambiado de estrategia en el momento oportuno.

4. Creer que el efectivo es el rey
Es raro que los inversionistas se enfrenten a una inflación de dos dígitos. Cuando los precios suben tan deprisa como lo han hecho a finales de 2022 y principios de 2023, los salarios de los ciudadanos no pueden seguir el ritmo y su poder adquisitivo general disminuye. Para combatir la inflación, los bancos suelen subir las tasas de interés, ya que esto encarece los préstamos y anima a la gente a ahorrar. Sin embargo, como los bancos no suben las tasas de interés por encima de la inflación, los ahorros se devalúan rápidamente y el efectivo depositado en una cuenta corriente no genera más dinero en términos reales.

Los inversionistas podrían considerar otras clases de activos de gran liquidez si quieren contrarrestar los efectos negativos de la inflación sobre el efectivo. Muchos siguen optando por la distribución tradicional 60/40 (acciones/bonos) en sus carteras porque invertir en empresas de alta calidad que venden bienes y servicios esenciales, suele ser una estrategia acertada en tiempos de incertidumbre.

5. Poner todos los huevos en la misma cesta
Es posible que de vez en cuando oiga hablar de una empresa cuyas acciones no paran de subir. Puede resultar tentador subirse al carro e invertir la mayor parte de sus ahorros en una empresa de este tipo. Sin embargo, las burbujas tienden a estallar, como ocurrió con las acciones de las empresas tecnológicas justo al comienzo del milenio.

En pocas palabras, tener una cartera diversificada significa repartir su inversión entre muchos valores y clases de activos diferentes. Esto reduce su perfil de riesgo y debería ayudarle a obtener rendimientos constantes a largo plazo. Por regla general, cuanto mayor sea la proporción de acciones en una cartera, más volátiles serán las inversiones y mayor será el riesgo. Si tiene una mayor proporción de bonos del Estado, considerados más seguros, es probable que su riesgo global sea menor.

Lo bueno de tener los huevos en diferentes cestas es que sus inversiones tienen menos probabilidades de verse perjudicadas si cae el valor de una acción o si se produce una caída general del mercado. Esto se debe a que tradicionalmente ha existido una relación inversa entre las acciones y los bonos.

 

Invertir puede ser extremadamente gratificante, tanto a nivel personal como financiero, siempre que preste atención a ciertos principios clave y conozca su propio modo de actuar como inversionista. El próximo titular inquietante está a la vuelta de la esquina. Sin embargo, esperamos que nuestra serie «Cómo invertir» le ayude a capear el temporal.

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