Asesorar a empresarios es una de las partes más agradables de mi trabajo. Es estimulante reunirse con empresarios, están llenos de energía y es imposible no contagiarse de las vibraciones positivas que irradian. Admiro su capacidad para trabajar durante muchas horas, ocuparse de muchos asuntos y remontar una empinada curva de aprendizaje mientras afrontan nuevos retos cada día. En gran parte, confían en su ingenio y en «hacer realidad», centrándose en atraer a clientes y realizar el trabajo.

Sin embargo, por mucho éxito que tenga su nueva aventura empresarial, crear una empresa es solo el primer paso en el camino hacia la prosperidad. Según mi experiencia, a medida que su empresa se establece y los ingresos aumentan, sus pensamientos pasan de la «generación de riqueza» a la «preservación de la riqueza». Puede parecer que hay muchas opciones, pero como ocurre con la mayoría de las cosas en la vida, cada elección tiene sus implicaciones específicas.

Cómo pagarse a sí mismo
Uno de los primeros retos a los que debe enfrentarse como empresario es hallar el equilibrio adecuado entre la reinversión en su empresa y el financiamiento de su vida privada.

Hablemos, por ejemplo, de la remuneración. Como empresario, debería ser remunerado por todo el esfuerzo que ha dedicado a su negocio. Sin embargo, no siempre está claro cuál es la mejor manera de hacerlo. ¿Debería pagarse a través de dividendos o aumentar su salario? ¿Puede recuperar parte del capital invertido? ¿Podría concederse un préstamo? Cada opción tiene consecuencias fiscales diferentes y su elección puede afectar a su empresa y a su patrimonio privado.

Luego hay que considerar su pensión y todas las prestaciones de su seguridad social. Muchos empresarios tienden a ignorar estos aspectos o a pagar la menor aportación posible. Sin embargo, dependiendo de la jurisdicción, estos pagos suelen ser deducibles de impuestos y suponen una previsión para su futuro. Cuando se concentra en la gestión diaria de su empresa, es fácil dejar de lado la planificación del retiro. Tiene que determinar cuidadosamente cuánto necesita ahorrar e invertir para vivir la vida que desea después de abandonar su actividad empresarial.

No apueste todo a una carta
Al economista Harry Markowitz, ganador del Premio Nobel, se le atribuye esta frase: «La diversificación es el único almuerzo gratuito». Con esto en mente, una de las principales recomendaciones que doy a mis clientes empresarios es que diversifiquen su patrimonio.

Es normal invertir una gran parte de sus activos en su empresa en las primeras etapas, pero en cuanto empiece a recibir alguna retribución, es importante asignar esos activos a otro lugar; después de todo, si las cosas se ponen feas, necesitará contar con algún respaldo. La diversificación puede incluso salvar su empresa: durante la pandemia observé a empresarios que utilizaron sus activos privados para proporcionar liquidez a sus empresas.

Es importante ser consciente de que su empresa debe considerarse parte de su patrimonio, y que normalmente usted asume una gran parte del riesgo. El resto de su patrimonio debe estar diversificado, si es posible, en activos que no tengan correlación con su negocio, ni en función del sector ni de la ubicación geográfica.

Espera lo mejor, prepárate para lo peor
Los empresarios son famosos por su perseverancia y determinación. Sin embargo, ese mismo empeño en alcanzar el éxito puede hacer que usted ignore los imprevistos potenciales a los que todo el mundo está expuesto, como la discapacidad, la muerte o el divorcio. Dichos acontecimientos forman parte de la vida, y todo el mundo, incluidos los empresarios, debería ser consciente de que pueden ocurrir y tener en cuenta sus repercusiones para la preservación del patrimonio.

Esto puede implicar mantener conversaciones difíciles sobre las estructuras de propiedad, los planes de contingencia y la distribución de los activos. Ninguno de nosotros tiene una bola de cristal, por lo que sería negligente no adoptar una visión a largo plazo cuando se trata de debatir las complejidades de la vida y de las familias.

Benjamin Franklin dijo una vez: «En este mundo nada es seguro, excepto la muerte y los impuestos». Para cualquier empresario es imprescindible contar con un seguro de vida. Además del dolor que conlleva la pérdida de un ser querido, el cónyuge y los hijos pueden enfrentarse a dificultades para llevar una empresa si no están preparados para ello. En estos casos, el seguro de vida es un salvavidas. El seguro también puede ofrecer cobertura en caso de deudas pendientes o impuestos sobre la sucesión, ya que puede proporcionar liquidez en esos momentos difíciles.

A continuación, enunciaré los tres consejos principales que comparto con mis clientes a medida que su empresa crece y buscan reforzar sus finanzas personales:

1. Separe los activos empresariales del patrimonio personal
Los empresarios se encuentran a menudo con situaciones que pueden obligarles a utilizar sus finanzas personales para financiar sus aspiraciones empresariales. Mi principal consejo siempre ha sido diversificar y mantener una clara separación entre los activos empresariales y el patrimonio personal. Esto le ayudará a proteger su patrimonio frente a los riesgos de contagio, como reclamaciones de acreedores, que puede conllevar la actividad empresarial. Si es posible, y su jurisdicción lo permite, coloque sus activos privados en una estructura de planificación patrimonial que blinde su patrimonio e incorpore la sucesión.

2. Aproveche al máximo su potencial de ahorro en materia de impuestos
Algunos empresarios subestiman el potencial de ahorro que pueden aprovechar gracias a la optimización fiscal. El fisco nos da muchas opciones legales, así que vale la pena utilizarlas. Esto se aplica tanto a los activos empresariales como al patrimonio privado. Gestionar nuestra situación fiscal es una piedra angular de la preservación del patrimonio. Y no olvide analizar y comprender las complejidades del impuesto sobre sucesiones, sobre todo cuando hay varias jurisdicciones implicadas.

3. Traspase riqueza, no problemas
Un marco firme de gobernanza familiar puede preservar el patrimonio de la familia y consolidar el futuro de la empresa. Por supuesto, los empresarios deben tener en cuenta el aspecto emocional de sus decisiones y el impacto que estas pueden tener en la dinámica familiar. Sin embargo, la gobernanza firme es la única forma de mantener unida a la familia, a pesar de las duras decisiones que ello implica. Mantenga un diálogo franco y muéstrese abierto a puntos de vista y valores diferentes; al fin y al cabo, la preservación del patrimonio consiste en garantizar un legado.

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