De cara a la segunda mitad de 2023, los inversionistas pueden preguntarse qué ha cambiado y si las estimaciones anteriores siguen siendo válidas. Para nosotros, 2023 continúa siendo el «año del enfriamiento», tal como lo habíamos calificado en nuestras previsiones anteriores. En comparación con las perspectivas de hace seis meses, las cifras de inflación han resultado ser más rígidas de lo esperado, pero también lo ha sido la dinámica económica. Hasta cierto punto, la mayor actividad económica se tradujo en una caída más lenta de las tasas de inflación.
Sin embargo, lo que sí ha cambiado son las expectativas para 2024. Encontrará más información para profundizar sobre este tema en nuestro webcast «Beyond Markets» y en nuestro folleto, el cual estará disponible para su descarga a partir del 27 de junio.
Este cambio en las expectativas para 2024 se debe a que los bancos centrales han optado por endurecer la oferta monetaria más de lo que esperábamos a principios de 2023. En cifras, esto significa que esperamos que la tasa de inflación mundial se ralentice hasta situarse entre el +5 % y el +6 % a finales de año y que el crecimiento se desacelere hasta situarse en torno al +2,5 %. Consideramos que las perspectivas para 2024, que influirán cada vez más en los mercados en la segunda mitad de 2023, son las siguientes: una considerable desaceleración de la inflación y un ligero descenso del crecimiento.
Aunque estas previsiones son aún lejanas, cabe señalar que, en general, las divergencias en la economía mundial podrían mantenerse durante un tiempo previsible. Tales divergencias se refieren, en particular, a la variación en la tasa de crecimiento. En otras palabras, es probable que Estados Unidos se enfríe más que otros países tras haber sido un baluarte del crecimiento en los dos últimos años. Al mismo tiempo, China se está poniendo al día tras su reapertura. Y es muy probable que Europa se ralentice solo de forma moderada conforme la demanda china vaya tomando impulso. Todo apunta a que la economía mundial estará más equilibrada en 2024.
¿Y qué pasa con las posibilidades de recesión?
Los riesgos de recesión para Estados Unidos son ahora considerables. Nuestros modelos de rendimiento de los bonos indican algo así como una probabilidad del 50 % de que se produzca una recesión en los próximos 12 meses. Esto equivale a lanzar una moneda al aire. Sin embargo, es importante subrayar que si se produjera una recesión, es probable que esta sea leve. Y, lo que es aún más importante, consideramos que el riesgo de una recesión mundial es mucho menor. Como ya se ha mencionado, la divergencia entre Estados Unidos, China y Europa contribuye a reducir las posibilidades de una recesión sincronizada a escala mundial.
La razón para pensar que Estados Unidos podría experimentar solo una recesión leve es la situación del consumidor en las economías occidentales. Cuando estalló la Gran Crisis Financiera en 2007, los hogares estaban muy endeudados y el valor de la vivienda, su principal activo, se desplomó. La situación actual no podría ser más diferente. Los hogares optan por un financiamiento extremadamente conservador en términos históricos y, además, siguen manteniendo una gran cuota de efectivo, como se aprecia en el gráfico anterior.
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