Si tuviera que describirse con tres palabras o frases, ¿cuáles serían?
Philipp Rickenbacher: «Curiosidad, pensamiento lateral y jugador de equipo. Me despierta curiosidad todo lo que ocurre en el mundo: quiero ver cosas nuevas, descubrir nuevos conocimientos, eso es algo que me atrae mucho. También diría que suelo pensar de forma lateral. Me gusta pensar al margen de estructuras prefijadas y replantearme de vez en cuando los límites del pensamiento, mirar las cosas desde perspectivas diferentes; imagino que viene de mi curiosidad innata. Y diría que juego bien en equipo. Me gusta hacer cosas en equipo con otras personas, en vez de sentarme yo solo en mi escritorio».
¿Cómo determinaron estas características sus decisiones profesionales, desde sus estudios de biotecnología hasta convertirse en CEO de una sociedad de gestión patrimonial?
«Mis decisiones profesionales fueron muy poco lineales y son un reflejo de la curiosidad que me ha acompañado toda la vida. Estudié lenguas clásicas en secundaria y pasé un tiempo en el extranjero aprendiendo idiomas. Después volví a Zúrich para estudiar biotecnología en la ETH, porque pensé que era el único momento de mi vida en el que podría hacer algo así. En ese tiempo, empecé a aprender el valor del dinero y me dediqué por primera vez a la banca. Comencé dedicándome a la consultoría, que era lo más general que se podía hacer, y al final me centré en la banca al incorporarme a Julius Baer. Creo que mi trayectoria profesional en Julius Baer me permitió ver el mundo a través de prismas diferentes. Ese ha sido más o menos el hilo conductor de toda mi vida profesional».
¿Qué le aporta su bagaje profesional cuando se reúne con clientes? ¿Qué aprende de ellos?
«Intento aplicarlo todo cuando me reúno con clientes. Por supuesto, llevo conmigo mi trayectoria, mi curiosidad y espero que también algunas ideas sobre el mundo, además de muchas interrogantes sobre el futuro. Intento aplicar lo aprendido en mis últimas conversaciones con clientes o con terceros, y siempre me parece fascinante cuando tengo la oportunidad de conectar mentalmente con los clientes y aunar ideas. También intento que mi personalidad y mi sentido del humor tengan espacio en la reunión; al fin y al cabo somos humanos. Con los clientes, importa lo mismo la conexión humana que establezcamos que el propio contenido de la conversación».
¿Cómo describiría el papel de Julius Baer en la vida de sus clientes, en la vida de sus empleados y en las comunidades en las que desarrolla su actividad?
«En los últimos 130 años, Julius Baer siempre ha sido, en esencia, un gestor patrimonial excelente: nuestra misión principal es ayudar a los clientes a hacer crecer, proteger y transmitir su patrimonio. Pero (y es un pero importante) junto al propósito de nuestra empresa de “crear valor más allá de lo financiero”, hemos sentado las bases para alinear esos círculos de forma concéntrica y ayudar a las familias de nuestros clientes a prosperar. Queremos ayudar a los clientes a mirar al mundo, al futuro mismo, y comprender lo que ocurre. Para nosotros, como empresa, supone también que debemos prestar atención a la sociedad en la que vivimos y poner nuestro granito de arena. Esa es la esencia de Julius Baer».
Usted presentó en 2020 una estrategia trienal para Julius Baer, ¿cuál es el próximo paso?
«Me está haciendo la pregunta a mitad de trayecto, aún nos queda mucho por delante. A principios de 2020 nos fijamos tres prioridades: lograr un crecimiento sostenible de los beneficios, afinar nuestra propuesta de valor para particulares con grandes patrimonios y acelerar las inversiones en tecnología y asesoría humana. Ya hemos avanzado y logrado mucho, y ello en plena pandemia y sin perder la cercanía con los clientes durante el 2020, pero todavía nos queda mucho por hacer.
Obviamente, estas prioridades nos van a mantener ocupados durante los próximos 18 meses. Seguiremos dando pasos estratégicos hacia nuestra visión a largo plazo, que estará muy influenciada por nuestro propósito de “crear valor más allá de lo financiero”. En estos momentos, estamos sentando las bases de lo que vendrá después».
Si echamos la vista atrás, Julius Baer se ha desenvuelto muy bien durante la pandemia. ¿Qué lecciones hemos aprendido y qué cosas han llegado para quedarse, tanto en la gestión patrimonial como en la sociedad en general?
«En este último año me he sentido todavía más orgulloso de Julius Baer. Me gustaría empezar destacando lo fantásticas que son las personas que trabajan con nosotros y lo bien que han actuado en circunstancias difíciles, lo que ha consolidado la resiliencia de Julius Baer. Creo que hemos sido una empresa muy resiliente a lo largo de esta crisis: hemos demostrado que nuestro enfoque de gestión de riesgos, nuestros procesos y nuestros parámetros eran los correctos. Pero también hemos hecho gala de una gran capacidad multitarea y de una amplitud de miras considerable para llevar a buen puerto la transformación al mismo tiempo que gestionábamos la crisis y seguíamos muy pendientes de nuestros clientes. Desde luego, conservaremos algo de esta flexibilidad, de esta amplitud de miras y de esta resiliencia para el futuro, quizá agrupándolas bajo la forma de nuevas prácticas de trabajo y con nuevas herramientas digitales que nos permitan aportar valor en los próximos diez años».
¿Cómo ha lidiado con esta situación a nivel personal? ¿Cómo invierte en su salud personal?
«Tengo la suerte de no tener que reflexionar mucho sobre lo que ocurre porque mi vida ya transcurre a una velocidad relativamente alta. Dicho esto, creo que también tengo cierta resiliencia. Afronto cualquier situación nueva cuando viene e intento ver las oportunidades en vez de las dificultades. Intento tomarme descansos y hacer pausas conscientes durante algunas horas al día y la semana para recargar las pilas y tener energía para empezar de nuevo al día siguiente. Pero es fácil cuando haces las cosas con alegría y con pasión. La línea que separa el trabajo de la vida privada puede ser muy difusa».
Sabemos que es un gran melómano y que la música puede un gran modo de relajarse o recuperar energías. ¿Qué hay ahora mismo en su lista de reproducción de Spotify?
«Pues lista de Spotify no tengo. Me gusta Spotify, pero me gusta más Tidal, así que lo que tengo es una lista de Tidal. Ahora mismo estoy con el ciclo de Mahler de la Filarmónica de Berlín, que es una delicia y una gran experiencia inmersiva. También hay clásicos como el Concierto de Colonia de Keith Jarrett, que lo he estado escuchando bastante últimamente. Y luego hay una larga lista de temas sin nombre que me ha metido mi hija de 15 años para tenerme al tanto de lo que se escucha hoy».