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Cuando se habla de fútbol español, hay dos ciudades que siempre vienen a la mente: Madrid y Barcelona, orgullosas sedes de los emblemáticos equipos Real Madrid y FC Barcelona. Su legendaria rivalidad no conoce fronteras y los enfrentamientos conocidos mundialmente como «El Clásico» atraen a más de 500 millones de telespectadores en todo el mundo. Sin embargo, el dominio de Madrid y Barcelona se extiende mucho más allá del campo de fútbol. Con una población metropolitana de 6,8 y 5,7 millones de habitantes respectivamente, las dos ciudades son también los motores que impulsan la economía española.

Julius Baer en España: una historia de crecimiento

No es de extrañar que la presencia de Julius Baer en España refleje los principales centros económicos del país. El Banco estableció su oficina de Madrid en el prestigioso Paseo de la Castellana en 2013. Seis años más tarde, amplió su presencia con la apertura de una oficina en Barcelona, situada en la igualmente emblemática Avinguda Diagonal. «Desde nuestra entrada en el mercado español, nuestro progreso ha sido notable», señala Sergio de Miguel Jessel, Market Head of Iberia. «La apertura de una segunda oficina en Barcelona en 2019 fue un paso natural que nos permite crear relaciones más sólidas con nuestros clientes en Cataluña, la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares».

Una competencia reñida en muchos aspectos

Tanto Sergio como su colega Pedro Oliver Payarols, jefe del equipo de Barcelona, aportan una clara perspectiva internacional a su trabajo, ya que ambos han vivido en el extranjero durante largos periodos: Sergio en Luxemburgo y Pedro en Zúrich. Esto les permite abordar temas delicados con cierta distancia. Uno de estos temas es la muy discutida rivalidad entre el Madrid y el Barcelona. «Creo que el debate está más presente en los medios de comunicación que en las conversaciones cotidianas», señala Pedro. Sergio comparte la opinión de su colega, intentando rebajar cualquier posible tensión: «Barcelona es una ciudad fantástica. Aunque ha enfrentado retos recientemente, actualmente está experimentando un resurgimiento».

Es innegable que los habitantes de las principales ciudades españolas no están especialmente preocupados por esta hipotética competencia. Sin embargo, no es de extrañar que los medios de comunicación encuentren el tema cautivador. Las razones van más allá del fútbol y la política: pocos países en el mundo tienen dos centros que rivalicen constantemente en diversos indicadores económicos, con alternancia en el liderazgo a lo largo de los años.

Madrid toma la delantera en 2017

En 2018, los titulares anunciaron un cambio significativo en el panorama económico de España. La Comunidad Autónoma de Madrid había superado a Cataluña en términos de PIB. Aunque la noticia se conoció en 2018, el hecho en sí ocurrió en 2017, cuando el PIB de Madrid alcanzó los 224.000 millones de euros, superando al de Cataluña por un margen de 1000 millones. Este hito marcó un punto de inflexión en una larga rivalidad económica, en la que Cataluña había estado tradicionalmente a la cabeza. Desde entonces, Madrid ha mantenido su posición, ampliando su ventaja con mayores tasas de crecimiento.

«Estamos asistiendo a un aumento sin precedentes de las inversiones aquí en Madrid», señala Sergio. «Este proceso comenzó hace algún tiempo y puede atribuirse a una combinación de factores. Al igual que otras grandes capitales europeas, Madrid se ha beneficiado de las secuelas del Brexit. Por otra parte, el entorno favorable para los negocios de la ciudad ha atraído un volumen sustancial de inversiones extranjeras, sobre todo de América Latina, lo que ha hecho que Madrid reciba el apodo de «Pequeña Miami».

Cataluña no se duerme en los laureles

Resulta tentador describir un centro próspero y una periferia estancada. Sin embargo, esto no podría estar más lejos de la realidad. A pesar del reciente repunte de Madrid, la economía de Cataluña ha seguido creciendo de forma sostenida desde 2017, con un aumento acumulado del 26%. Aunque la pandemia de COVID-19 provocó un importante retroceso del -11,9% en 2020, la economía de la región repuntó con fuerza en los tres años siguientes, alcanzando una impresionante tasa de crecimiento anual del 5,4%. Este ritmo es solo ligeramente inferior a la tasa de crecimiento de la Comunidad de Madrid (+5,7%) y hay buenas razones para creer que Cataluña podría recuperar algún día su estatus de región económica más poderosa de España.

Una larga historia de espíritu emprendedor

El optimismo en torno al crecimiento de Cataluña tiene su origen en la innovación, un rasgo del que Barcelona se enorgullece desde hace mucho. Junto con el País Vasco, Cataluña experimentó una rápida industrialización en el siglo XIX, dejando a gran parte del resto de España estancada en su pasado agrario. No es casualidad que la primera línea de ferrocarril de España se construyera en 1848, conectando Barcelona con la localidad costera de Mataró. Los numerosos e impresionantes edificios industriales en el inconfundible estilo modernista, repartidos por toda Barcelona, son testimonio de esta época dorada del espíritu emprendedor catalán.

De la industria textil a la tecnología

En las últimas décadas, Barcelona ha trabajado incansablemente para escribir un nuevo capítulo de su historia industrial. Mientras que el sector textil impulsó el crecimiento en el siglo XIX, la segunda revolución industrial de la ciudad está siendo impulsada por la tecnología, que abarca sectores como tecnología médica, comercio electrónico, TI, videojuegos, tecnología alimentaria, industria farmacéutica, internet de las cosas, tecnologías limpias y viajes. Un símbolo destacado de este cambio es el Mobile World Congress, que se trasladó a Barcelona en 2006 y se ha convertido desde entonces en la principal feria mundial del sector de la conectividad, con más de 100.000 asistentes al año. Este éxito ha allanado el camino a otras muchas conferencias celebradas en la ciudad. Para garantizar un impacto duradero, las autoridades locales han invertido mucho en crear un entorno propicio. En palabras de Pedro Oliver: «Estamos siendo testigos de una proliferación de iniciativas relacionadas con la tecnología, como la creación de distritos dedicados a las startups, grandes centros tecnológicos y espacios de cotrabajo».

Oliver señala que este vibrante ecosistema de empresas emergentes coexiste armoniosamente con la rica tradición de empresas familiares catalanas, muchas de las cuales abarcan tres o más generaciones.

Luchando por un puesto en el podio de la UE

Los datos indican que la narrativa innovadora de Barcelona es algo más que anecdótica. En 2023, Cataluña albergaba 2102 empresas emergentes, casi el doble que en 2016, según ACCIÓ, la oficina catalana de comercio e inversión. El 86,7% de estas empresas emergentes se concentran en el área metropolitana de Barcelona, lo que la convierte en el tercer centro de startups de la UE, solo por detrás de París y Berlín. Además, 283 de estos startups lograron un crecimiento significativo en 2023, pasando a la fase de «scaleups» (empresas que han obtenido financiación de al menos un millón de euros, excluidas las adquisiciones y las entidades cotizadas en bolsa). 

Las perspectivas parecen halagüeñas, ya que el informe Startup Heatmap Europe Report 2023 sitúa a Barcelona como el segundo destino preferido por los emprendedores que desean crear una startup en la UE, después de Berlín. Este logro es especialmente digno de mención, dado que en la mayoría de los países de la UE la capital suele estar a la cabeza.

Más startups en Barcelona, más dinero en Madrid

Mientras que Barcelona puede enorgullecerse de su próspero entorno de startups, Madrid está acortando rápidamente distancias, con solo un poco menos de empresas «scaleup» (248) en 2023 en comparación con Barcelona. Además, en lo que respecta a la obtención de financiamiento, Madrid ya ha tomado la delantera. En 2023, Madrid atrajo 605 millones de euros en inversiones de startups, superando los 457 millones de Barcelona. Esta dicotomía ha dado lugar a un escenario único, en el que Madrid domina en términos de financiamiento, mientras que Barcelona sobresale en número de empresas emergentes.

Sin duda, la condición de capital financiera del país de Madrid contribuye a su capacidad de recaudación de fondos, algo que también se refleja en la alta concentración de startups de tecnología financiera. Junto con la movilidad y el transporte, la tecnología financiera es uno de los segmentos de mayor crecimiento dentro del ecosistema de startups de Madrid.

No hay un ganador, solo ganadores

Dado el estrecho margen entre las dos ciudades, declarar un único vencedor sería en vano. A diferencia de los deportes, las competencias económicas con frecuencia terminan en una situación en la que todos salen ganando. El ejemplo español lo ilustra perfectamente. La rivalidad entre Madrid y Barcelona no solo ha fortalecido a estas dos potencias económicas, sino que también ha tenido un efecto de arrastre positivo en otras regiones. Como señala Sergio de Miguel, «ciudades medianas, como Valencia, Bilbao, Málaga y Sevilla, se han sumado a la contienda, ampliando el panorama de crecimiento del país». Este auge de la actividad empresarial ha dado lugar a una notable creación de riqueza, ya que los activos de los clientes de wealth management en España se han duplicado en la última década hasta alcanzar los 786.000 millones de euros a finales de 2023.

Una demanda creciente de gestión patrimonial

El floreciente panorama de las startups en España es una lucrativa oportunidad para los gestores patrimoniales. Según Sergio de Miguel, Julius Baer ha sabido aprovechar esta tendencia: «Muchos emprendedores aprecian nuestro propio espíritu emprendedor, caracterizado por procesos ágiles y sencillos». Este alineamiento cultural permite al Banco captar mejor las necesidades y aspiraciones de sus nuevos clientes. «Ofrecemos una perspectiva integral de su patrimonio, teniendo en cuenta tanto los objetivos a corto plazo como los legados a largo plazo», explica Sergio. «Nuestro objetivo final es actuar como una Family Office de confianza para estas personas».

A pesar de su experiencia en sus respectivos campos, muchos empresarios necesitan orientación en cuestiones financieras, como observa Pedro Oliver. «Ser ingeniero o informático no califica necesariamente a alguien como experto financiero», señala. Sin embargo, estas personas están acostumbradas a tomar decisiones autónomas, por lo que requieren un enfoque muy personalizado por parte de los gestores patrimoniales. Esto incluye una combinación flexible de servicios de asesoramiento e inversión discrecionales. «Como banqueros suizos hacemos hincapié en un meticuloso proceso de inversión, minimizando la incertidumbre siempre que sea posible», concluye Pedro.

Un enfoque singular de wealth management

¿Qué le depara el futuro a Julius Baer en el contexto de la pujante economía española? Para Sergio, la respuesta está clara: «Nuestra misión es convertirnos en el gestor patrimonial internacional líder en España. Haremos todo lo posible para lograr este objetivo, y confío en que lo conseguiremos». Subrayando la inquebrantable dedicación del Banco a la banca privada, añade: «En Julius Baer no tenemos un plan B: nuestro único objetivo es prestar servicios excepcionales de wealth management. Esta atención meticulosa a nuestro negocio tiene una gran repercusión entre nuestros clientes de toda España, ya sea en Madrid, Barcelona o cualquier otro lugar».

Cuando se le pregunta por sus planes personales, Sergio revela su voluntad de adaptarse y explorar oportunidades. ¿Podría eso suponer incluso lo impensable, como un traslado a Barcelona? «Aunque estoy muy contento en Madrid, no dudaría en trasladarme a Barcelona si fuera necesario», responde. «Después de todo», bromea, «¡seguiría disfrutando del Clásico en la grada visitante del Camp Nou!».

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